La defensa es uno de los apartados donde la tecnología expone uno de sus lados más avanzados. Son muchos los ingenieros los que trabajan día y noche buscando la manera de utilizar los mejores materiales al alcance con el fin de crear cualquier aparato capaz de dar una ventaja a un ejército y lo curioso es que siempre lo logran de alguna forma. Uno de los mejores ejemplos viene de la mano de Fury, un avión autónomo capaz de liberar un enjambre de drones.
Es un hecho que en los tiempos que corren los drones han ganado mucho terreno hasta el punto de convertirse en los dispositivos más utilizados en labores de reconocimiento así como de ataque a puntos muy concretos.
Fury, un avión polivalente y desequilibrante
Los amantes de las películas de aviones seguro que recordarán esas tomas de top gun en las que se intentaba dejar patente que la habilidad y la experiencia de un piloto humano son mucho más efectivas en el campo de batalla que lo que puede hacer una nave pilotada con un software. Sin embargo, es un hecho que los drones han ayudado y mucho a reducir el número de bajas humanas, especialmente en esas misiones de reconocimiento en territorio hostil.
Pero en el Pentágono están pensando en algo mucho más grande que eso: la supremacía militar y para eso han encargado a la compañía Anduril la fabricación de un modelo deben de combate capaz de despegar un enjambre de drones y que está pensado para multitud de misiones de todo tipo. Desde el reconocimiento hasta la defensa, este nuevo aparato promete ser una de las armas más disuasorias y desequilibrantes para la guerra del futuro.
Inteligencia artificial y bajo coste
Una de las cosas que llama la atención de Fury es que se trata de un aparato que reduce en gran medida los costes de los aviones tradicionales. Y es que las tartas ha creado un modelo de aeronave que es no solamente compatible con otros modelos de cazas como el f-35 o el f-22, sino que también es capaz de ser un elemento muy disuasorio en el campo de combate. Y es que en su interior es capaz de desplegar cientos de miles de drones capaces de hacer todo tipo de tareas con tal de desequilibrar la balanza a favor del Ejército que lo despliega. Dado que los drones tienen múltiples usos, no solamente servirán para elaborar de reconocimiento, sino que también pueden abatir otras aeronaves si se utilizan de una manera ofensiva. Y eso por no hablar del apoyo a otras unidades tripuladas por humanos, las cuales podría ayudar a bloquear los ataques enemigos que podrían ser de otro modo letales para los propios pilotos.
Sin embargo, nada de esto sería posible de no ser por un factor determinante en nuestra época moderna: la inteligencia artificial. Aquí es donde entra en juego Lattice, un programa desarrollado por la propia Anduril y que es capaz de tomar el control sobre las decisiones que hacen que Fury opere en entornos complejos. El programa está pensado para múltiples tareas y todo con el fin de prestar apoyo tanto visual como bélico en zonas de difícil acceso ya sea por las defensas enemigas o por el uso de tecnologías que hacen indetectables ciertos elementos o que incluso impidan la conexión de otras aeronaves con su centro de mando.
¿Un cambio importante en la guerra moderna?
Lo cierto es que Fury está destinada a ser uno de los elementos importantes del ejército norteamericano. Probablemente, uno de los más importantes de los últimos años y esto se puede decir gracias a que se ha destinado una financiación de 1.600 millones de dólares a la creación y desarrollo de esta aeronave desde que se presentó en 2017.
Aunque todavía no se ha puesto en marcha ni se ha probado es cierto que la compañía lleva trabajando con su software bastante tiempo y con gran éxito por lo que sumado a las capacidades de un dron tan versátil en cualquier tipo de escenario es innegable que está llamado a convertirse en uno de los elementos más importantes para la guerra electrónica del mañana.
